viernes, 14 de febrero de 2014

Restaurante Saporem

Restaurante con terraza y musica en vivo para amenizar....a los fumadores (porque la música está solo en la terraza, así que si no queréis salir oliendo a humo, mejor dentro o esperar a que haga buen tiempo y abran el techo de la terraza (siempre y cuando no te coloquen al lado de una mesa en la que fumen))

 La decoración del sitio está bastante bien, sobre todo desde el punto de vista de lo barato que debe haber sido cubrir todas las paredes con papel de periódico...eso sí, eran periódicos ingleses que quieras o no, eso le da un "touch" (me parto...).

Entrando a la derecha, está la barra, mesas (una pegada a la puerta), al fondo subiendo 4 escalones hay más mesas y la cocina que está acristalada. Más al fondo la terraza con un guitarrista y una cantante de jazz.
Si yo fuera el dueño del local, evitaría poner una mesa al lado de las escaleras por las que suben y bajan contínuamente los camareros (todos con zapatillas deportivas). Si al menos subieran y bajaran como las personas, estaría bien, pero suben y bajan cual equinos desbocados saltándo los escalones y excediendo los límites de velocidad de cualquier restaurante que se precie. Para más inri, los escalones están medio rotos (de tanto uso, claro!) y el ruido que hacen ayuda a que la puntuación negativa se dispare.

 La carta mmm... sinceramente no la leí y fui a tiro hecho pidiendo lo que había leído que recomendaban en este lugar.
Al pedir la bebida, me llevé una sorpresa (desagradable):
-¿Para beber?
-Agua mineral, por favor.
-De acuerdo, le traigo una jarra de agua.
-No, dije agua mineral.
-Mmmm, no tenemos agua mineral.

Impresionante!
Berenjenas gratinadas con miel y nosequé mas. Infames. Aceitosas y cantidad escasa.

Raviolis de manzana con 200kg de queso por encima. La manzana aún la sigo buscando. Los que yo hago en mi casa, sinceramente, creo que están por lo menos igual de malos. Además, tardaron bastante en traerlos y cuando los trajeron vinieron casi fríos!

Tataki de atún y fresas. Muy bonito, pero las lentejas brotadas se las podían haber ahorrado. Tal vez a los entendidos de esto les parecería un buen tataki, pero sinceramente, aunque el atún estaba rico, no me acabó de gustar. Espero que las lentejas que dejé las hayan plantado a ver si crecen. 

Tarta de limón y merengue. Normal y corriente.

Tarta sin sentido de oreo, mascarpone y fresas. Muy original lo del frasco, pero me parece una tomadura de pelo. No tengo ni siquiera claro de que eso fuera mascarpone.
La sensación de timo viene porque me parece que si hubiera pedido un plátano habría tenido más elaboración que este postre. Un par de galletas oreo machacadas, unas fresas partidas en trozos y un chorro de yogur o mascarpone según ellos...todo revuelto en un frasco (igual al que utilizan para traer la cuenta (espero que no los mezclen)). Dificultad cero. 

Resumiendo:
Zona:5/10 (calle tranquila)
Decoración:6/10 (colorido, terraza, etc, bien. Escaleras y colocación de las mesas, mal.)
Presentación platos: 2/10 (seguro que ellos ponen toda su buena intención)
Sabor platos: 3/10 (lo que más me sorprendió fueron las lentejas esas brotadas que acompañaban al tataki. Allí se quedaron. Los raviolis, sin comentarios)
Servicio: 2/10 (todos los camareros con zapatillas de deporte (creo que es para poder subir y bajar corriendo los escalones). A pesar de estar 3 o 4 mesas vacías y habérselo solicitado al encargado, no accedieron a cambiar a otra mesa mejor ubicada. Regular tirando a mal)
Precio: 4/10 (teniendo en cuenta que el postre lo podría hacer un niño de 4 años y que algún plato es más bien escaso, diré que me parece caro, sin más.)
Volveré?: 2/10 (No creo, salvo que vaya a la terraza en verano)

Restaurante Clarita

Restaurante interesante en la famosa zona Tri-Ball de Madrid.


La zona no me gusta demasiado, así que ya empezamos mal...

Nada más entrar, muchísima gente en la barra, que está a la derecha, y un cierto olor que no supe identificar casi hacen que no entrara al restaurante.
En fin, una vez dentro, estilo moderniqui, aunque no estaba mal. Si este restaurante lo abrieran en otra zona de Madrid, me gustaría bastante más y seguro que volvería a ir. Tampoco estaría mal que quitaran alguna mesa, porque el ambiente tranquilo que hay, se echa a perder con la cercanía del resto de comensales.



  La carta no es demasiado extensa (lo cual agradezclo personalmente).

La crema de calabaza, bastante bien.

La ensalada con queso de cabra....regular. De sabor bien, pero cero cariño en la preparación del plato, o al menos da esa sensación. Exceso de forraje, colocación poco elaborada, verduras poco hechas, una rodaja de tomate frío, sin hacer a la plancha....

Hamburguesa: Normal.

Solomillos de pato: De nuevo la presentación es pobre, aunque la cantidad era abundante y el sabor bastante bueno.


El postre no estuvo mal, aunque nada del otro mundo.
Resumiendo:
Zona:3/10 (pobres vecinos)
Decoración:4/10 (gotera en el techo incluida) 
Presentación platos: 3/10 (echaremos las culpas a las prisas)
Sabor platos: 5/10 (nada sorprendente)
Servicio: 7/10 (los camareros, vestidos informalmente daban la sensación inicial de tener falta de experiencia, pero todo lo contrario: rápidos, atentos y diligentes. Bien! un punto positivo)
Precio: 3/10 (creo que un pelín más caro de lo que debería ser. Al menos entiendo que en ese precio estaban incluídas más cosas aparte de la comida, las cuales cosas eran bastante mejorables)
Volveré?: 5/10 (bueno, tampoco quiero ser demasiado crítico habiendo estado solo una vez, así que, tal vez vuelva para conocerlo mejor)